“Conócete a ti mismo
y conocerás el universo
y a los dioses”.
Frase inscrita en la entrada del santuario de Delfos
A continuación, voy a hacer una pequeña reflexión sobre lo que es para mí el Tarot, una
herramienta terapéutica que me acompaña desde hace más de diez años.
Después, expondré una organización sencilla de lo que puede ser un taller de tarot.
El Tarot es un auténtico libro vivo de sabiduría y exige acercarse a él con el más absoluto
respeto, a la vez que, con curiosidad, de la misma forma en que entramos a un templo. El
Tarot es sabio y longevo, conoce todo lo que hemos vivido ya. Es un organismo en
constante cambio, ofrece múltiples combinaciones, y en él hallamos nuestras filias y
nuestras fobias, nuestros aliados y nuestros obstáculos, nuestros sueños y nuestras
pesadillas. Nos muestra lo más sagrado y lo más profano, lo más terrenal y lo más celestial
de nosotros mismos.
Cuando formulamos una pregunta (desde la más simple a la más trascendental), funciona
como un espejo, aporta una simbología que nos habla directamente y permite hacer
analogías. Los personajes del Tarot tienen expresiones neutras, así podemos proyectar en
ellos nuestra experiencia. Y esos personajes tienen la llave que nos abre una nueva puerta.
Plantear bien una pregunta es un desafío y un arte. En la pregunta radica casi la mitad del
trabajo terapéutico. A partir de ese momento, se despliega y acaba preguntándonos él a
nosotros, como parte de un juego. Cada arcano tiene un número del I al XXI (que nos
concreta un grado de evolución), una palabra (la papisa, la estrella, el mundo…) y un
dibujo. Por ejemplo, si yo hago una pregunta sobre cómo mejorar mi situación laboral y
me aparece La Estrella, las preguntas que me realiza este arcano serían: ¿estoy en un lugar
que me gusta? ¿De qué forma puedo nutrir el espacio en el que estoy? ¿Considero que
doy de la misma forma en que recibo? La respuesta a estos interrogantes nos facilita llegar
a conclusiones casi por nosotros mismos.
El Tarot propicia un encuentro con uno mismo, un cuestionamiento sincero del presente
y se vincula directamente con corazón de quien lo consulta. De alguna forma, es el
portavoz o mensajero del inconsciente. Así, directa y rápidamente, podemos acceder a
nuestra parte más profunda, más sabia y más intuitiva.
Podemos leernos el tarot a nosotros mismos y también a otras personas. Básicamente, se
trata de responder o respondernos a una serie de interrogantes, que nos darán la clave de
lo que nos sucede. De esta forma, permite identificarnos y reconocernos:
- ¿Qué representa la carta (un hombre, una mujer, un grupo…)?
- ¿Qué diría yo de esta carta en dos palabras? ¿Me resulta agradable o desagradable?
- ¿Cuál es su grado numerológico? ¿Qué palabra la acompaña?
- ¿Qué carta la precede y qué carta la sigue?
- ¿Cuál es la orientación de la mirada? ¿Qué gestos realiza?
- ¿Qué elementos la acompañan? ¿Dónde está?
- ¿Cuál es el primer detalle que me ha saltado a la vista?
- Si me dijera una palabra, ¿cuál sería?
- Si empezara a moverse, ¿qué haría?
Considero que la práctica es la parte fundamental de un taller, por tanto, tiene que ocupar
el ochenta por cien del tiempo.
El esquema básico de un taller sería: - En primer lugar, un recorrido breve por los 22 arcanos mayores, figuras y arcanos
menores. - En segundo lugar, se puede empezar con una pregunta sencilla y un solo arcano.
A partir de este, respondemos a las preguntas anteriores. - A continuación, una tirada de dos cartas para, por ejemplo, responder a una
pregunta de elección o una pregunta que plantea un obstáculo y un aliado. - De ahí pasamos a la lectura de tres cartas. Al principio es importante tomárnoslo
como un juego, una fabulación, es decir, se puede hacer una historia inventada en
la que participan esos tres arcanos. Estas historias ficticias siempre hablan de
nosotros en el momento presente. Una vez hecho esto, se puede volver a los
elementos más racionales de la tirada: numerología, palabras clave, imágenes y,
de esta forma, reelaborar la lectura. - Es recomendable intercalar otras dinámicas, por ejemplo: una meditación con un
arcano, un diálogo de voces internas o, incluso, moverse, danzar y relacionarse de
la forma que lo haría ese arcano.
“Proyectamos nuestro mundo interior hacia afuera, es algo que hacemos sin querer, es la
manera de funcionar de la psique. Sin embargo, cuando el Tarot nos devuelve la
proyección, cuando nos hace de espejo, se transforma en una herramienta provechosa
para adquirir autoconocimiento. Viendo las imágenes que lanzamos al exterior, como los
reflejos de un espejo de nuestra realidad interior, llegamos a conocernos a nosotros
mismos.”
Sallie Nichols
“Quien mira hacia afuera, sueña;
quien mira hacia adentro, despierta”
Jung
Teresa Bartoll Andrés