El Nacimiento del Trauma

El trauma algo natural, algo fisiológico. Con respecto a los animales es una respuesta de “inmovilización” por ser una razón de supervivencia desesperada y por ser un estado alterado donde no se experimenta ningún tipo de dolor. Con respecto a los humanos este acto de “inmovilización”  se encuentra en la parte primitiva e instintiva de nuestra función cerebral por lo tanto es complicado acceder a ella ya que no se halla bajo un control consciente. Esta respuesta se provoca en el ser humano cuando se siente amenazado por una situación que se escapa a su control y le provoca miedo, pánico, fobia, malestar, sensación desagradable, etc.…

“Complejo de Medusa”, nos quedamos “congelados” de miedo ante situaciones como por eje. desastres naturales, inundaciones o incendios, la súbita violencia, accidentes, caídas, enfermedades graves etc.…, que pueden ser muy amplias y en la mayoría de los casos se quedan ocultas en nuestra conciencia.

Traumas consecuencia del residuo de energía congelado que no ha sido resuelto ni descargado. Si el ser humano no descarga ese residuo de energía atrapado del suceso primario que lo ha desencadenado estará expuesto al trauma.

Definición tradicional de trauma: “graves amenazas a la vida o a la integridad física amenaza verdadera o daño a los hijos, al cónyuge u otros familiares o amigos, destrucción súbita del hogar o de la comunidad, presenciar la muerte o heridas graves de otra persona como resultado de un accidente o acto de violencia física”. Pero se demuestra que todo esto afecta a cada persona de manera distinta por lo tanto se individualiza el trauma, a una persona le puede afectar mas una determinada situación aunque carezca de todo lo anterior que se define como originariamente trauma , mientras que a otra una situación pueril, aparentemente ordinaria o común le puede suponer un trauma brutal. Por lo tanto la gente no necesita tanto una definición exacta de lo que es trauma como la expresión experimental de lo que están sintiendo.

“HASTA QUE COMPRENDAMOS QUE LOS SINTOMAS TRAUMATICOS SON TANTO FISIOLOGICOS COMO PSICOLOGICOS, NUESTROS INTENTOS PARA CURARLOS SERAN LAMENTABLEMENTE INADECUADOS. EL QUID DE LA CUESTION RESIDE EN QUE SEAMOS CAPACES DE RECONOCER QUE EL TRAUMA REPRESENTA UNOS INSTINTOS ANIMALES SESGADOS. CUANDO SON APROVECHADOS ESTOS INSTINTOS PUEDEN SER UTILIZADOS POR LA MENTE CONSCIENTE PARA TRANSFORMAR LOS SINTOMAS TRAUMATICOS EN UN ESTADO DE BIENESTAR”

El trauma no es una enfermedad sino un malestar. El trauma es curable sin necesidad de pasar horas siendo examinado por un medico que recete pastillas para paliar el dolor que sufre el paciente; puede ser mitigado incluso sin tener que revivir de manera dañina los recuerdos del pasado, ya que, como se expreso anteriormente no es el trauma el suceso concreto en si mismo, sino la energía que ha quedado adherida, atrapada en la persona incapaz de liberarla. La importancia la ejerce el presente, cada momento es nuevo original creativo y actual. El pasado debe carecer de importancia. El momento curativo debe ir hacia delante.

Cada cual actúa de manera distinta a las distintas situaciones originarias de un trauma, determinadas por una serie de factores:

–          EL INCIDENTE EN SI

–          LA SITUACION VITAL DE UNA PERSONA EN ESE PRECISO INSTANTE

–          LA FISIOLOGIA Y FISIONOMIA

–          LAS HABILIDADES PERSONALES

–          LA CAPACIDAD PARA ENFRENTARSE A LA SITUACION

–          RECURSOS EXTERNOS

–          RECURSOS INTERNOS

 

El trauma se origina cuando se experimentan situaciones o sucesos que pueden ocasionar una fuerte amenaza a la vida cotidiana y merman la capacidad individual de poder responder positivamente y plantar cara a esos hechos.

Evidentemente el trauma es un concepto variable dependiendo del individuo que lo padezca y del carácter de esa persona, por lo tanto, podemos hablar de una “individualización” del trauma, es decir, según los rasgos personales, físicos, el carácter, etc.… una persona puede reaccionar de una manera determinada a diversas situaciones. Puede darse el ejemplo de una persona que ante un hecho pueril y común reaccione de manera alarmante y fóbica sin aparente justificación y la inversa, que otro individuo ante un problema mayúsculo y una situación ciertamente adversa se manifieste tranquilo y con capacidad resolutiva. El trauma es un concepto que no se debe generalizar respecto a las situaciones o sucesos que lo generen sino que se debe individualizar dependiendo de la persona que lo sufre.

El hecho de sufrir un trauma no condena a esa persona eternamente, tiene capacidad de recuperación y curación. Es mas, incluso el trauma podría ser considerado como algo beneficioso ya que a través de él se provoca una transformación en la persona que lo sufre; y esta transformación puede llegar a convertirse en una mejoría constante para su vida. Al igual que todos los individuos necesitamos realizar viajes ya sean interiores o exteriores para dar sentido a nuestra vida, plantearnos cuestiones existenciales y tratar de responderlas el trauma puede ser un viaje hacia el redescubrimiento personal del individuo que lo sufre y como el viaje de Ulises “un viaje heroico que nos pertenece a todos”.

El trauma es un hecho natural, fisiológico. Los animales lo sufren, viven ese estado de “paralización” que les impide moverse, se quedan inermes casi sin respirar ante la amenaza de un predador, es un gesto innato de supervivencia, lo realizan instintivamente. Además de usarse para dar la sensación de estar “muerto”, “congelado”, sin vida, por tanto tiene tiempo y capacidad para escapar de las garras del predador cuando éste lo resguarde; también ese gesto de inmovilización sirve para despojar al animal de cualquier sensación de dolor, entra en un estado comatoso donde no siente nada, es una manera de evadir el dolor, de no enfrentarse a él.

Con el ser humano ocurre algo parecido aunque la diferencia es que el ser humano no tiene la capacidad del animal para salir indemne de ese estado de paralización, de ese “shock”, mientras el animal huye instintivamente de las garras del predador gracias a su táctica natural de inmovilización y continua con su vida sin mas el ser humano no puede despegarse de esos recuerdos, de esa sensación, de ese malestar, de ese suceso ingrato y desagradable, lo esconde en su mente, lo aloja inconscientemente, no corre hacia delante como el animal atrapado sino que se “congela” de miedo, se convierte en piedra, lo que se llama “complejo de Medusa”, llamado así por el mito griego de Medusa, quien la contemplaba cara a cara quedaba de piedra para siempre.

Los síntomas traumáticos no los causa el hecho en si, el suceso desagradable del que han sido testigos o victimas si no que son consecuencia directa de ese residuo energético que no fue descargado ni solventado; y ese residuo permanece en el sistema nervioso bloqueándolo. Esta es una gran diferencia con respecto a los animales, los seres humanos poseemos emociones, sentimientos, anhelos, frustraciones etc.… Todas esas particularidades humanas pueden provocar ansiedad, miedo, fobias, incomodidad con respecto a nosotros mismo y al mundo que nos rodea… La energía que se emplea en la amenaza o situación adversa que sufre un individuo debería ser despachada porque si no se genera el trauma en si mismo, a través de esa energía tan enorme que la persona ejerce en esa situación extrema se originan síntomas traumáticos, depresión, stress, desordenes de hábitos, ansiedad, fobias etc.… Ya que esta energía queda encarcelada en el cuerpo, en el sistema nervioso y puede sumir al individuo en un estado traumático implosivo (explota hacia dentro de uno mismo).

Por otra parte esta energía es tan intensa y enorme que debe ser encauzada y tratada de la manera adecuada puesto que si se realiza descuidada o infructuosamente el individuo puede entrar en un estado importante de frustración y quedar todavía mas atrapado dentro de esa energía mal resuelta desde el principio del trauma. A pesar de esto el trauma bien movilizado y resuelto llega a ser algo especialmente enriquecedor, como señalamos previamente puede ser el camino hacia una transvaloración vital de gran importancia, un rumbo hacia una nueva vida plagada de luces y claridad cotidiana.

La definición tradicional de trauma lo expresa como: “graves amenazas a la vida o a la integridad física amenaza verdadera o daño a los hijos, al cónyuge u otros familiares o amigos, destrucción súbita del hogar o de la comunidad, presenciar la muerte o heridas graves de otra persona como resultado de un accidente o acto de violencia física”. Pero como hemos explicado anteriormente no se debe cometer el error de generalizar el hecho del trauma en si mismo sino con respecto a los individuos que lo viven. La gente no necesita tanto una definición exacta y científica de lo que es un trauma como la expresión experimental de lo que esta sintiendo en el momento que esta traumatizada.

Cada cual actúa de una manera determinada a las diversas manifestaciones de un trauma y están determinadas por una serie de factores de carácter individual: el incidente en si mismo, la situación vital y personal del individuo en el momento de vivir el incidente, la fisiología y fisonomía del individuo, las habilidades personales, la capacidad de afrontar esa situación concreta, recursos externos e internos.